Malala Yousafzai, la niña héroe

Quizá Malala preferiría vivir feliz y tranquila en su país sin que nadie la conociera. Sin embargo, se ha convertido en un icono mundial. Su cara de niña refleja la lucha contra la sinrazón. Su cara de niña es imagen de la lucha por los derechos humanos y el derecho a recibir una educación, al margen de ser niño o niña.

La niña paquistaní que desafió a los talibanes

La niña paquistaní que desafió a los talibanes

Por todo ello, hoy recibe el premio Sájarov a la Libertad de Conciencia 2013 de la Eurocámara. Es un galardón importante, que lo suma a una larga lista de reconocimientos internacionales.

Su historia conmueve e impresiona. Malala vivía en el valle de Swat, en Pakistán. Desde los 5 años asistía a la escuela y le gustaba. Llegaron los talibanes y prohibieron a las niñas recibir educación. No sabes, no piensas, no criticas, no eliges, no decides, no existes. Adiós problema. O no.

Malala con apenas 11 años empezó a escribir un blog para la BBC contando su vida y su impotencia por no poder estudiar.  Este artículo ya antiguo  recoge algunos párrafos que escribía aquella niña paquistaní de tan sólo 11 años en su blog.

Con apenas 13 años, en el 2012, los talibanes le concedieron el honor de reconocerla como un peligro e intentaron matarla. Una bala se quedó alojada en su cerebro. Estuvo 10 días en coma. Cuando despertó, la tristeza se había alojado en su rostro. Pero también la certeza de que iba a seguir luchando por todas aquellas niñas a las que se les había privado de su derecho a saber. Y a ese objetivo sigue dedicando Malala sus días.

Malala, Malala,… Creé este blog para, entre otras cosas, poner en valor lo que otros logran con mucho talento y pocos medios. Y de repente, me mira esta chiquita paquistaní con fuerza de Titán y una determinación pasmosa. Y se me queda la sensación de que todavía existen personas de verdad, personas que son capaces incluso de arriesgar su vida por aquello que consideran justo. Y me impresiona.

Larga vida, Malala.

Horror al FOMO (o cómo no sucumbir ante los peligros de las redes sociales)

FOMO: hasta el nombre es feo. Es un nuevo término de éstos raros que aparecen de repente, nos persiguen con persistencia durante una buena temporada y al final, vemos que han venido para quedarse. Significa Fear of missing out, o lo que es lo mismo, miedo a perderse lo que está pasando.

Con las redes sociales, esta sensación de desear estar en otros sitios se multiplica hasta el infinito. Te conectas y ahí están todos, con fotos de fabadas y paellas, borrachos como cubas en no sé qué fiesta chic, en bikini al sol en la playa, sonriendo frente a un mojito o triunfando profesionalmente… Y ahí aparece el FOMO, vamos, la clásica envidia cochina vestida de arrobas y hashtags… Antes, te enterabas de lo bien que les había ido en tal viaje cuando regresaban. Ahora, cuando vuelven, ni preguntas: lo sabes todo. Y esto, algunas personas lo llevan bien, y otras, rematadamente mal.

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Queremos estar en todas partes y, hasta el momento, por más que nos empecinemos, el don de la ubicuidad no nos ha tocado en suerte. Quedarse en casa tranquilamente parece un pecado. Dejar de mirar las redes sociales, otro de igual envergadura. Hasta angustia nos entra de que nos estamos perdiendo algo… Y creo que sí, que tenemos motivos para que nos entre la angustia porque nos estamos perdiendo la capacidad de disfrutar del momento, del aquí y ahora y  saber ponerle un poco de pausa a nuestras vidas. No querer estar en todo. Ser feliz haciendo lo que hacemos y no lamentarnos constantemente por lo que no podemos hacer. Las redes sociales son fantásticas y las defiendo con pasión, pero, como el buen vino, en su justa medida. Si te pasas, puedes verte arrollado por la resaca.

Para algunas personas esa sensación de sentirse  excluidas, miserables incluso por no estar en las fiestas, congresos, charlas y demás eventos en las que están los demás, se convierte en un trastorno serio en el que necesitan ayuda profesional para salir adelante. Para ellos, mis respetos y mi apoyo para superarlo.

Y para el resto, para los que sí que en alguna ocasión hemos sentido esa sensación de «yo quiero estar ahí» o «cómo les da la vida a los demás para llegar a todo», envío por mensajería urgente un paquete de calma y sosiego, que la vida está para vivirla y disfrutarla, disfrutar también de cómo los demás avanzan, se divierten y triunfan, y ser conscientes de que envidiar lo que los demás hacen te impide ver todas las posibilidades que tú tienes en tus manos. Y que quizá, el que cuelga esa foto tan chula de no sé qué fiesta, quizá esté soñando con estar en su casa calentito y tranquilo. ¡Qué manía tenemos de querer el pelo rizado cuando lo tenemos liso!

¿Empezamos?

Folio en blanco. Blog en blanco. Primeras palabras. Es el comienzo.  Emocionante. Comienza la partida. Vamos a ir conociéndonos. Tú y yo. Yo y tú. Descubriré tus gustos. Y de paso, también los míos.

Comienza la partida

Comienza la partida

¿De qué quiero hablar contigo? Buena pregunta. Espero que la respuesta también lo sea. Dicen que respiramos sin darnos cuenta. Yo también diría que comunicamos sin enterarnos siquiera. Y es tan importante lo que transmitimos para alcanzar nuestros objetivos, que bien merece la pena fijarse en cómo comunican los demás, qué acciones hacen chapó y, por qué no, cuáles podrían mejorarse.

Ésta es una oportunidad que quiero atrapar para estar cerca de ti, de aquellas personas que desean saber más y comunicar mejor. Para conversar, aprender y crecer.  Es una oportunidad para felicitar y poner en valor a gente sencilla que se lanza a contar sus proyectos y lo hacen con acierto. Una bonita excusa para detenernos a pensar en pequeños actos cotidianos que hacemos sin darles importancia y que dicen mucho de nosotros.

Éste no es un blog de gigantescas compañías con presupuestos estratosféricos. Este blog habla de ti y de mí, de cualquier persona que quiera encontrar claves o ideas para comunicar desde su puesto de trabajo, su empresa, su proyecto o, por qué no, a nivel personal. Con dinero y sin dinero. Como la canción. Al alcance de todos.